Sus fiestas, su colorido, sus mitos, hacen renacer la vertiente aborigen de nuestro pueblo y nos devuelven las culturas milenarias que poblaron el continente y que se fueron "olvidando" tras el genocidio indio y la "blanquización" de la sociedad.
La población boliviana asentada en el territorio argentino es de 146.460 personas según censo de 1991, aunque es difícil calcular el número exacto de residentes debido a que las oficinas migratorias fronterizas carecen de los mecanismos adecuados para el registro y seguimiento de los inmigrantes. La migración boliviana constituye una de las corrientes migratorias limítrofes más antigua, registrándose antecedentes desde fines del siglo pasado.
Los primeros flujos migratorios de la era moderna se realizaron en años 40's tras la facilidad de ingreso que otorgaba el gobierno argentino participando en las zafras azucareras de Salta y Jujuy, en los años 60's se desplazaron a Mendoza para la recolección de la fruti horticultura o recolección de hoja de tabaco, luego a Buenos Aires para trabajar como obreros, albañiles, etc. hasta que se desplazaron a tierras australes como Comodoro Rivadavia, al norte de la provincias de Chubut por boom petrolero. Los bolivianos lucharon para acceder a la educación, al trabajo digno y por una flexibilidad de ingreso, regreso o permanencia. Desde principios de los 90's la comunidad boliviana ha luchado por una integración de la identidad a través de la cultura y la agrupación de familias con los residentes en Argentina.
Por Micaela Contrera